Lección 9: Cruzando las Fronteras de la Fe
(2: Continuación)
2. La perseverancia
Cuando oramos no podemos darnos por vencidos fácilmente. Orar está íntimamente ligado a la perseverancia . “Sólo quien persevera alcanza” , solemos repetir en Latinoamérica, y ese refrán aplica a nuestra vida devocional y de oración.
¿Recuerda a los dos invidentes tras Jesús? Marcharon con el Señor todo el camino. Si fueron cuadras o kilómetros, el texto no lo dice. Lo que sí revela es que durante el trayecto, el milagro no ocurrió. Y los dos hombres perseveraron.
El evangelista Mateo relata que: “Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.” (Mateo 9:28)
No se dieron por vencidos. En tanto clamaban por el camino, como suele ocurrir cuando oramos, su fe se alimentó. Creer, perseverar, ver los milagros. No se dieron por vencidos. Cuando el Maestro llegó al hogar donde se alojaría, le pidieron el milagro.
3. Que su fe marque la diferencia
Una cosa es oír que Jesús obrara milagros—como ocurrió con estos dos hombres que experimentaban la invidencia—y otra bien distinta, ser testigos de los milagros de Dios. Por esa razón cuando el Señor Jesús les preguntó si creían que podía obrar un milagro, dieron un paso de fe gigantesco—cruzaron la frontera, marcaron la diferencia—y respondieron que sí.
Es probable que hasta el momento no haya encontrado respuesta a su clamor, pero no se desanime. Siga orando. En la Escuela de la Oración aprendemos que creer es lo que marca la diferencia para que nuestras oraciones tengan eco en la Presencia del Dios de poder en el que hemos creído.
4. Vea posible lo imposible
Para nuestro amado Dios y Padre celestial obrar un milagro en muy sencillo. Él no tiene nuestras limitaciones. Por ese motivo, veremos grandes portentos en la medida en que podamos cruzar la frontera del racionalismo , esa inclinación a explicarlo todo a partir de la lógica.
Cuando vamos al texto encontramos que “Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Y los ojos de ellos fueron abiertos.” (Mateo 9:29, 30)
Todos tenemos un grado de fe, y sin duda, los dos hombres tenían su propio grado de fe. Eso fue lo que llevó a que el Señor Jesús les dijera que se produjera el milagro conforme a lo que creían.
Orar es un proceso que inicia cuando estamos convencidos que nuestras palabras no se las llevará el viento. Saber que del otro lado Dios nos escucha. Es la forma como crece nuestra fe. Y en estos invidentes su fe había subido de nivel. Sirva la ocasión para preguntarle, ¿cómo anda su grado de fe ?
Cuestionario para profundizar en la Lección 9:
Por favor, lea detenidamente los textos y postulados de cada pregunta, y teniendo a mano su librera de apuntes, por favor, anote las respuestas:
1. ¿Qué podemos aprender en el suceso de los dos invidentes?
2. ¿Por qué podemos pensar que su fe creció?
3. ¿Qué elementos fueron esenciales para que el proceso del milagro se produjera?
4. ¿Cuál es el papel que juega la perseverancia en la oración?
5. ¿Por qué decimos que si oramos, partimos de una premisa que es creer?
6. ¿Cómo anda su grado de fe?
7. ¿Está orando hoy por un milagro y tiene el convencimiento que Dios responderá?