Lección 4: ¿Tienen Sus Oraciones Autoridad de Dios?
La historia la conocemos todos. Estaba el pueblo de Israel adorando ídolos, aprovechando el relajamiento del rey Acab y de su esposa, desde siempre adoradora de demonios, la reina Jezabel. En lo más profundo de su ser, el corazón de profeta Elías ardía de coraje al ver a todos adorando espíritus. Y retó a que probaran los profetas de Baal si ese muñeco era el dios real, o Jehová de los Ejércitos.
Los sacerdotes de Baal presentaron su ofrenda e igual lo hizo el profeta Elías. Las Escrituras relatan que: “Cuando llegó el momento de quemar el toro, el profeta Elías se acercó y le pidió a Dios: « ¡Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob! Haz que hoy todos sepan que tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu servidor, y que he hecho todo esto porque tú me lo has pedido. Contéstame, mi Dios; contéstame para que este pueblo sepa que tú eres Dios, y que deseas que ellos se acerquen a ti». En ese momento, Dios mandó fuego, y quemó el toro, la leña y hasta las piedras y el polvo. ¡También el agua que estaba en la zanja se evaporó! Cuando todo el pueblo vio eso, se inclinó hasta tocar el suelo con su frente y dijo: «¡El Dios de Israel es el Dios verdadero! ¡Él es el Dios verdadero!» Entonces Elías les dijo: — ¡Atrapen a los profetas de Baal! ¡Que no se escape ninguno! El pueblo los atrapó, y Elías los llevó al arroyo Quisón y allí los mató.” (1 Reyes 18:36-40. Traducción en Lenguaje Actual)
¿Qué ocurrió? Que el profeta hizo lo que nosotros debemos hacer hoy: elevó una oración con autoridad, esa misma autoridad que se deriva de pasar tiempo en la Presencia del Señor. Él es el mejor ejemplo de un siervo que confía y que, a través de sus oraciones, contribuye a que las circunstancias cambie.
Hay por lo menos cuatro elementos que rodean la vida, ministerio y oraciones del profeta Elías que le invito a considerar cuidadosamente: Elías sabía en qué Dios creía; no dudó en ningún momento; actuó en fe, y por último, hacía todo para honrar y glorificar al Padre celestial
Usted está interesado en crecer diariamente en su vida espiritual, y adelantar en la dimensión de la oración delante del Padre. Si es así, le convendría repasar con frecuencia este incidente del profeta Elías quien nos enseña que debemos orar con autoridad.
Puede que estén ocurriendo situaciones que usted no entiende, o que se hayan levantado enormes barreras. Usted no puede darse por vencido, sino clamar al Padre, como nos enseña el autor y conferencista, Charles Stanley: “Sin considerar a qué circunstancias se enfrente, no hay conocimiento de que usted necesite alguna vez que no sea asequible ante el trono de nuestro Dios vivo, amoroso y justo. Él ha prometido revelarle las grandes cosas, desconocidas y ocultas que usted nunca podría entender de otra manera. Hay algunas cosas que usted jamás podrá conocer (Deuteronomio 29:29), pero todo el conocimiento que necesita tener está a su disposición si se lo pide a Dios.” (Charles Stanley. “Trátelo con oración”. Editorial Vida. EE.UU. 1994. Pg. 17)
Cuando oramos con autoridad, las respuestas se producen. Es un hecho que no podemos desconocer. Aun cuando todo parezca derrumbarse alrededor, los creyentes podemos acudir a la autoridad que proviene del Padre, tal como nos lo enseñó nuestro Señor Jesús, y cuando reconocemos la nueva posición que—por la redención—tenemos ahora en Cristo.
Orar en obediencia
Dios nos llevará a puerto seguro, y podremos orar con autoridad, cuando somos obedientes. Al respecto, el salmista escribió: “Tú, mi Dios, te haces amigo de aquellos que te honran, y les das a conocer tu pacto.” (Salmo 25:14. Traducción en Lenguaje Actual)
Jamás olvide que el conocimiento que necesitamos sobre algo o alguien, se lo pedimos a Dios en oración (Cf. Deuteronomio 29:29; Job 9:10), y Él nos da la revelación necesaria.
Tenga presente que si pretendemos respuestas de Dios siendo rebeldes, estamos siendo egoístas; no obstante, cuando renunciamos a nuestra voluntad y buscamos la voluntad de Dios, comenzamos a caminar en obediencia.