¿Tiene Límites el Poder de Dios?
¿Hasta dónde llega el poder de Dios para obrar milagros? La respuesta es sencilla: hasta donde el hombre pueda creer...
Lea de nuevo esta frase porque lo que voy a decir a continuación, quizá le suene a herejía: Dios no tiene límites, los límites los colocamos usted y yo. ¿Por qué, entonces, no vemos sanidades y milagros hoy día? Porque nos ha faltado fe suficiente para ver prodigios. Nos acostumbramos a racionalizar demasiado, a tratar de explicar en términos humanamente comprensibles, todo lo que ocurre. Y ese ha sido nuestro mayor obstáculo. Por esa razón elemental no avanzamos para superar la dimensión material donde todo lo que sucede tiene una explicación científica, y no entramos en la dimensión nueva: la de los milagros y las sanidades.
Antes de llegar a esas nuevas alturas, es necesario superar barreras que nosotros, de manera inconsciente, hemos levantado y que limitan nuestra fe.
Lo que la ciencia no puede
“Un día Jesús fue a comer a casa de un notable de los fariseos. Era sábado, así que éstos estaban acechando a Jesús. Allí, delante de él, estaba un hombre enfermo de hidropesía. Jesús les preguntó a los expertos en la ley y a los fariseos: --¿Está permitido o no sanar en sábado?-- Pero ellos se quedaron callados. Entonces tomó al hombre, lo sanó y le despidió” (Lucas 3:1-3. Nueva Versión Internacional).
El desorden orgánico, para algunos irreversible y que se conoce como la hidropesía, es motivo de desánimo para muchos, y para otros, la antesala de una muerte inevitable. Y el hombre del relato padecía de este mal. “No se salvará”, comentaban en voz baja algunos de sus conocidos, pero Dios tenía planes diferentes.
Creer cuando los demás dudan
Si usted padece algún mal y alguien, de los pesimistas que no han de faltar a nuestro alrededor, le dijo que no tenía cura, no le crea. Sí, así como lo lee: no le crea. Créale a Dios. Si usted tan solo cree en los milagros, Dios obra maravillas.
La palabra declara que este hombre estaba en el banquete (versículo 2). ¿Creía que Jesús podía sanarlo? Yo me inclino a pensar que si. Fue a él con fe. No se preocupó tanto por la opinión de los demás. Su deseo era recibir sanidad, y buscó a Jesús, al Hijo de Dios, a Aquél que sí puede hacer lo que la ciencia y la medicina no pueden...
Los obstáculos humanos
Impacta la pregunta que formuló Jesús:”¿Está permitido o no sanar en sábado?” (versículo3 3). Con este interrogante retó no solo la fe sino la hipocresía de los presentes. ¿Por qué ellos no veían milagros? Porque estaban sujetos a las tradiciones, a los preceptos humanos, a las voces derrotistas que consideraban imposible que Dios manifestara su.
Si se encuentra en esta situación, ya es hora de que salga de esa prisión de incredulidad.
Jesucristo quiere obrar hoy
Dios quiere seguir moviéndose hoy con sanidad y milagros. Su mano no se ha acortado. Si usted enfrenta un problema grave o una enfermedad, estoy seguro que Jesucristo obrará un prodigio en su existencia.
La Escritura señala que “Entonces tomó al hombre, lo sanó y lo despidió” (versículo 4b).
La decisión es suya. Nuestro amado Señor no lo obliga. Pero si tan solo se dispone a creer, estoy seguro que verá milagros. Permítame hacer énfasis en algo: es necesario creer. Dar un paso de fe. No dudar.