Sal Fuera de la Cueva!
(3: Continuación)
Hay situaciones inesperadas que pueden transformarse en dramáticas, ningún creyente está excento de las probabilidades que le puedan ocurrir adversidades. El punto principal es cómo reaccionamos ante la adversidad, hay creyentes que al encontarse en peligro, temen el fracaso y se refugian en su propia “cueva”, me refiero a que comienzan a ver todas las cosas desde la perspectiva de sus propios impedimentos, consideran que su prioridad es cuidarse a sí mismo, se transforman en creyentes “monotemáticos”, sólo hablan de su problema, se sienten desanimados y viven a través de su crisis, quedan atrapados en la “cueva” del sí mismo. Este es un lugar peligroso porque es un lugar de derrota. Algunos creyentes solteros comienzan a mirar su edad, y dicen: “ya me tendría que haber casado, pero, ni se donde encontrar mi pareja”. “No me quedaré solo o sola en la vida?”. Se miran a sí mismos, ya ni siquiera se encuentran atractivos, y terminan metiéndose en la cueva, y como no salen de ella, no se dan cuenta que adentro de la cueva nunca van a encontrar su futuro cónyuge, para eso tiene que salir afuera!. Otros, que están atravesando situaciones críticas, comienzan a compadecerse de sí mismos, y cada día están peor, pierden toda esperanza, se meten en la “cueva”, todavía van a la iglesia, pero se transforman en creyentes pasivos, no pueden entrar en el espíritu de la alabanza, ni pueden ser impactados por la predicación, salen de la iglesia como entraron; porque viven encerrados en la “cueva” de sí mismos. Hay obreros cristianos y pastores, que les toca atravesar un tiempo de sequía espiritual y talvés material, se ven amenazados por la pobreza y la falta de recursos, miran que la asistencia a los cultos decrece, así como va decreciendo su ánimo, o los milagros que Dios hacía en su ministerio han cesado, y entonces se miran a sí mismos, y piensan que llegó el tiempo de abandonar, creyendo que Dios los ha desechado. Esto trae otro problema espiritual, que desde esa posición tienen una percepción equivocada de lo que Dios quiere hacer, porque analizan y razonan el problema que les rodea, a través de la óptica de su derrota, y encerrados en su cueva donde lo único que hay es oscuridad. Elías llegó a creer – erróneamente – que él era el único creyente que quedaba en todo Israel. Dios lo tuvo que llamar a la realidad y decirle: Elías: “hay siete mil israelitas que no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron”.
Finalmente, que hizo Dios con Elías? Lo dejó en la cueva? ¡NO!, le dijo: “Sal fuera y ponte en el monte de Jehová”. Y cuando Elías, llegó hasta la entrada de la cueva, dice la Biblia que fue rodeado por la poderosa presencia del Señor. Quién restauró y renovó la vida espiritual de Elías, y le dijo: “Elías, quién te dijo que tu ministerio está terminado? Yo soy el que reparte los ministerios y otorga los dones, por lo tanto Elías todavía tengo trabajo para tí. Te envío ahora a ungir a dos reyes; ungirás a Hazael, rey de Siria, y a Jehú como rey de Israel. Y además Elías, vas a ungir a Eliseo como profeta de Israel”.