Sal Fuera de la Cueva!
(2: Continuación)
El Señor había llamado a Elías a un ministerio profético y de milagros, y Elías lo venía cumpliendo a la perfección, hasta que se encontró frente a una amenaza que atentaba contra su vida, y allí se detuvo; y terminó escondido en una cueva. Quizás usted se encuentra hoy en una situación similar, y que como Elías, empezó con toda la fuerza y el fuego del Espíritu Santo, estuvo sirviendo fielmente al Señor, y puede enumerar las victorias de cómo Dios lo usó en Su viña. Pero, algo ocurrió en su vida que detuvo su andar, y hoy se encuentra refugiado en una cueva espiritual, inmovilizado, y vive en desesperanza creyendo que está en el ocaso de su ministerio. O quizás, hasta ha pensado en jubilarse y dejar el ministerio. Quiero preguntarle algo: Acaso usted ha recibido algún formulario para jubilación del Ministerio de Trabajo del Cielo? Ningún ángel se los alcanzó? Está esperando recibirlos? Tengo una mala noticia, en la obra de Dios no hay jubilación ni jubilados, sino pregúntele a Caleb. Conoce usted a Caleb? El guerrero de Dios que subió un monte a pelear con gigantes y los vencio a los 85 años de edad! El estaba excedido en 20 años en su edad para jubilarse.
Volvamos a Elías, vamos a leer 1 Reyes 19: 1-3, dice así la palabra de Dios: “Acab dió a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aún me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos”. Y el versículo 3 dice que Elías “viendo, pues el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida”. Qué estaba ocurriendo con la valentía del profeta de Dios? Qué fue lo que cambió su valor por una vergonzosa huída? Lo que ocurrió es que Elías miró el peligro y luego se miró a sí mismo, y al instante se vio como un perdedor. Quizás calculó el número de soldados que venían contra él, y se vió derrotado. No sólo tuvo miedo sino que dudó de que Dios lo ayudaría en este gran problema. Cuando un creyente le cree a la adversidad, o le cree a la bancarrota que le amenaza, o le cree a la debilidad en sus fuerzas, o le cree a la enfermedad que lo toca, y luego las compara con sus propias habilidades y recursos, como resultado comenzará a verse perdido, porque está midiendo las imposibilidades con sus propias fuerzas, y termina ocurriéndole lo que le ocurrió a Elías, se deja dominar por el temor, y luego vienen las dudas, la decepción, y finalmente se mete en la cueva. Recuerda a Pedro cuando salió de la barca y caminó sobre las aguas? Dice Mateo14:30: “Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse dió voces…Señor, sálvame!”. Cual fue la respuesta de Jesús?: “Hombre de poca fe, por qué dudaste”. Pedro cayó en derrota porque al igual que Elias, miró la tempestad y le creyó, al creer que la tempestad lo hundiría, luego se miró a sí mismo, y dudó que la fe en Dios lo sostendría sobre la tempestad.