Publicado en Estudios / Liderazgo / — Carlos / 2013-11-08 13:32:14 / 8373

Sal Fuera de la Cueva!

Cuando Jezabel se enteró de la muerte de los sacerdotes de Baal en manos del profeta Elías, se encendió en furia y envió un mensajero para anunciar al profeta que al día siguiente él iba a sufrir la misma muerte que los sacerdotes. La reacción de Elías no se hizo esperar, pero no fue la que estaríamos esperando de un profeta que clamó a Dios e hizo caer fuego del cielo sobre el altar de los sacrificios, después de desafiar a 450 profetas de Baal, y 400 sacerdotes de Asera. Elías decidió huír al desierto, y estaba tan abatido que se sentó debajo de un árbol para dejarse morir, pero Dios no abandonó a Elías en su desesperanza, sino que le envió un ángel para que lo alimentara y tuviese fuerzas para seguir su camino. Anduvo cuarenta días y noches por el desierto hasta que llegó a Horeb, al monte de Dios. Dice el versiculo 9 de 1 Reyes 19: “Y alli se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: Qué haces aquí, Elias?”.

¡Qué pregunta le hace Dios! “Qué estás haciendo en este lugar, Elías?” Es evidente que Elías no estaba en el lugar donde Dios quería que él esté. Hay una tendencia humana a escondernos cuando las cosas andan mal, o muy mal. Cuantas veces siendo niños nos hemos escondido después de hacer alguna travesura, creyendo que nuestros padres no nos encontrarían para disciplinarnos? Esto lo heredamos de Adán, después de pecar lo primero que hizo fue esconderse de la presencia de Dios. Y ciertamente estaba bien escondido, pues el Señor tuvo que preguntarle en alta voz: “Donde estás tú?”. Es que Adán tampoco estaba en el lugar donde Dios lo había puesto. Después del ataque terroristas a las torres de Nueva York, los ciudadanos norteamericanos se refugiaron en sus hogares. Al punto que el Gobierno se vio obligado a realizar una campaña de difusión pública para alentar a las personas a que salgan de sus hogares, y visiten los centros comerciales, lugares de recreo y esparcimiento, porque el mercado de consumo estaba sufriendo una de las peores crisis económicas, y la reseción estaba a las puertas de la economía estadounidense.

Creo que es bueno preguntarnos a nosotros mismos: Donde estamos hoy? Donde estamos respecto al lugar en que Dios nos ha puesto para lograr ser lo que Dios quiere que seamos. Pero si usted tiene una duda respecto a cuál es el lugar donde debemos estar? El lugar donde nos debemos encontrar hoy es el lugar donde estemos disponibles, y sirviendo activamente al Señor de Señores, avocados a la tarea de ganar almas para el reino de Dios.

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