¿Por Qué Preocuparnos Si Podemos Orar?
Los creyentes sabemos que existe un Dios. Lo leemos en todas partes, escuchamos de Él en todo momento, pero: ¿Creemos realmente en Él? Esa pregunta es la que marca la diferencia en la existencia de una persona porque si creemos en Él, entonces depositaremos toda nuestra confianza en que puede proveer para nuestras necesidades.
(2: Continuación)
Las preocupaciones no honran a Dios
Cuando nos preocupamos, generalmente rotulamos esa actitud con un exceso de responsabilidad. Es una forma de justificarnos. ¡Dios desea eso? Por supuesto que no. Él propósito eterno ha sido satisfacer nuestras necesidades. Él es un Padre amoroso. No obstante pretendemos vivir en pecado y que haya respuesta al clamor.
Si andamos llenos de preocupaciones, sin duda no estamos honrando al Creador, como enseñó nuestro Señor Jesús: “Así que no se preocupen por todo eso diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué ropa nos pondremos?”. Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades.” (Mateo 6:31, 32. NTV) Observe que el Maestro aclaró que las preocupaciones son propias de los incrédulos, no de los creyentes.
Es tiempo de hacer un alto en el camino y evaluar qué nos preocupa. A continuación y cuando tengamos disponible el listado de asuntos que nos inquietas, es fundamental que revisemos si hemos llevado esas situaciones a Dios en oración. Lo más probable es que no haya sido así. Si estamos caminando en la voluntad de Dios, sin el más mínimo asomo de duda, tendremos respuesta a nuestras oraciones como señala Bob Willhite: “Es importante conocer la voluntad de Dios, aunque no es absolutamente indispensable. Pero podemos orar más efectivamente cuando conocemos cuál es la voluntad de Dios en una situación específica.” (B.J. Willhite. “Cómo orar”, Editorial CLC. EE.UU. 1988. Pg. 65)
Oración y fidelidad a Dios deben ir de la mano. Si somos fieles al Padre, si estamos moviéndonos en el centro mismo de Su voluntad, podemos tener la certeza que obtendremos cuanto pedimos. Es un principio que debe animarnos como cristianos en todo momento y bajo cualquier circunstancia.
Permita que Dios se ocupe de cada día suyo
Dios es quien suple nuestras necesidades. Lo tenemos claro. Si es así, dejemos que cada día traiga consigo la resolución de las situaciones que amenazan con robarnos la paz. Al referirse a vivir el día a día, pero en la voluntad del Padre, muestro amado Salvador enseñó: “Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy.” (Mateo 6:34. NTV)
Si hoy surgen situaciones que escapan a nuestro manejo, es tiempo de someterlas en manos del Creador, Aquél que hace posible lo imposible. Basta que deposita su confianza en Él hoy, no se inquiete por el mañana que ya llegará. Es un principio de vida hermoso porque nos llama vivir en la voluntad de Dios y a movernos en la dimensión de Su Poder. No en nuestras fuerzas sino en Su Poder.
Recuerde que Dios siempre tiene los mejores planes para nosotros, como enseñan las Escrituras: “Pues así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos.” (Isaías 55:9. NTV)
La mejor decisión que puede tomar en su vida es depositar toda su confianza en Dios. Es un proceso que comienza con abrirle las puertas de nuestro corazón a Jesucristo, Él es quien hace posible nuestro crecimiento personal y espiritual. Hágalo hoy. Reciba a Jesús como su Señor y Salvador.