Publicado en Artículos/Estudios / Esperanza/Reflexiones / — Carlos / 2013-11-25 16:18:26 / 3047

¡Los Milagros No Terminan!... Hoy Dios Obrará

No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó y al momento se le afirmaron pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo;

--Esa deformación en la cadera es difícil de modificar ¿La puede ver?--.El índice del médico señalaba una curvatura en la radiografía proyectada sobre la luz de la lámpara--. Una operación podría ayudar en algo, pero definitivamente la intervención quirúrgica no impedirá la cojera que enfrentará su hijo cuando crezca--.

El niño estaba en brazos de su madre. Sonreía divertido, ajeno a la terrible realidad que diagnosticaba el facultativo La mujer, por su parte, no podía evitar que las lágrimas corrieran por su rostro.

--¿No se puede hacer absolutamente nada?—preguntó por segunda ocasión, sin ocultar la expectación y esperanza.

--Nada, señora... Lo siento...--. Con estas palabras terminó la consulta. La atribulada joven con su hijo de 16 meses en el regazo, sentía que el puso se hundía bajo sus pies al salir del consultorio.

“Y ahora ¿Qué hago?” se repetía una y otra vez, sin encontrar una salida...

Jesucristo es la solución

Cuando los seres humanos reconocemos nuestras limitaciones, y en momentos en que la ciencia se declara imposibilitada para hacer algo, es cuando Dios manifiesta su poder.

El Señor Jesús dijo: “... lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios” (Lucas 18:27). Es una realidad que no podemos ignorar.

Un extraordinario pasaje de la Biblia relata que los apóstoles Pedro y Juan, como de costumbre, subían en la tarde al templo de Jerusalén para orar. Como era usual, en uno de los pórticos de entrada, un hombre impedido para caminar desde el nacimiento, pedía limosna. Estaba resignado a su situación. Nadie podía ayudarle. Y extendió su mano, en espera de algo, cualquier cosa, una moneda.

“Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó y al momento se le afirmaron pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando y saltando, y alabando a Dios, Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios” (Hechos 3:9-6).

Usted puede ser sanado

El relato arroja luces para que usted y yo entendamos que el poder sanador de Dios puede obrar milagros y prodigios como en aquellos días.

a.- El poder sanador no es del hombre sino de Dios. Y el Señor, en su infinita misericordia quiere seguir obrando sanidad y milagros entre su pueblo, como lo dijo el apóstol Pedro: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (Versículo 6).

b.- Los portentos y milagros ocurren por tener fe en Jesucristo. Permítame subrayar una línea de este sorprendente pasaje: “...en el nombre de Jesucristo de Nazareth, levántate y anda” (v.6b). Si usted tiene fe en el Hijo de Dios, no cabe la menor duda de que puede recibir la sanidad hoy, ahora. La fe , enl creer en el poder superior, es el centro del asunto.

c.- Es necesario que actuemos por fe. Al pronunciar la palabra de fe, sin dudar, Pedro actuó: “Y tomándole de la mano...” (v. 7). Los apóstoles no se pusieron a racionalizar si se produciría una prolongación del sistema óseo, de la dermis, epidermis, sistema nervioso y recubrimiento de músculos.... Nada de eso, simplemente actuó en fe. Quienes obran así ven milagros de Dios. Es lo que usted necesita: moverse creyendo y no estancarse preguntándose: ¿Ocurrirá un milagro o no?... El Señor puede glorificarse hoy en su existencia, haciendo lo que la medicina considera imposible. ¡Dios, nuestro amado Dios, todo lo puede!.

d.- Los milagros glorifican a Dios. “Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios” (v.9). Si el Señor responde al clamor, como estamos seguros que lo hará, dele toda la honra y gloria al Supremo Creador. Los milagros no ocurren por voluntad del hombre sino del Dios de poder.

Desconozco qué le haya dicho la ciencia médico o sus amigos y conocidos, referente a su problema o enfermedad. Lo que sí se es que nuestro Hacedor puede cambiar su historia hoy. Solo basta que pida con fe, en sus oraciones. ¡El Señor responderá!

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