Los Ganadores No Nacen, Se Hacen...
(2: Continuación)
Elementos para triunfar
Autenticidad representada en ser originales en todo cuanto hacemos. Pensar, actuar y ver la vida como los demás, nos anula y de paso, nos convierte en instrumentos útiles de quienes nos rodean. Perdemos nuestra capacidad de pensar y reproducimos en la existencia, lo que los demás quieren. Autenticidad es saber que nuestros sueños no son los de quienes están a nuestro alrededor y, no podemos dejarnos mover ni por sus burlas, críticas u oposición. Nuestro cristal para ver el mundo es diferente, y tiene que ser así, porque de lo contrario seremos copias de los demás.
Convicción es movernos hacia un sueño, una meta o un anhelo, convencidos plenamente de lo que queremos. Si estamos convencidos, las circunstancias no nos moverán. Debemos enamorarnos de nuestros sueños, de lo contrario, renunciaremos con facilidad. Igual con nuestra posición como cristianos. Debemos estar plenamente convencidos del Dios en el que hemos creído, por encima de los cuestionamientos de quienes nos tildan de fanáticos religiosos o quizá de ilusos. Si tenemos fe plena en el Señor Jesucristo, el mundo se moverá alrededor. Pero no lo olvide, se necesita convicción.
El tercer elemento es la Perseverancia. Los fracasados renuncian con facilidad. Inician algún proyecto y salen huyendo ante las primeras dificultades. O tal vez, vuelven atrás porque al comienzo las cosas no salen como esperan. En la vida del rey Uzías encontramos a alguien que perseveró, de un lado en su búsqueda de Dios y consagración, y de otra parte, en avanzar siempre hacia nuevas metas. No conformarse con poco, sino ir más allá.
Un secreto: buscar y depender de Dios
Cuando el rey Uzías inició su gobierno, tenía en derredor muchos enemigos que no perdían oportunidad para tratar de apoderarse de su reinado. Sabía que el reto no era fácil. Por eso su primer paso fue buscar y depender de Dios. Con El de nuestro lado, la victoria está asegurada.
El primer paso fue rectitud y transparencia en su caminar con el Señor. “E hizo lo recto ante los ojos de Jehová...” (v. 4). Aunque muchos caminaran sujetos a los parámetros sociales de inmoralidad, engaño y traición, este gobernante marcó una huella indeleble. Fue diferente. Se dispuso a ser fiel a Dios y el Creador le respaldó.
Cambiar en nuestras fuerzas no es fácil, pero con ayuda de Jesucristo, podemos hacerlo. Él es quien nos fortalece cuando estamos a punto de ceder a la tentación.
El segundo paso fue asumir los buenos ejemplos. Contrario a lo que hacemos hoy día, que asimilamos y seguimos lo malo, los comportamientos al margen de las buenas costumbre y de los principios de convivencia humana, el rey Uzías recibió muchos “ejemplos a imitar” pero desechó lo malo y asumió aquellos que traían edificación a su vida “...conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre (v. 4 b).
Un tercer aspecto sobresaliente fue su perseverancia en la búsqueda del Señor. “Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios” (v. 5). Por supuesto, a su vida llegaron períodos de desierto, aquellos en los que no deseamos orar, leer la Biblia o asistir al culto. Pero es en medio de las tormentas cuando más debemos asirnos de la mano del Señor Jesucristo. Si nos desprendemos de Él, naufragaremos en el mar de las dificultades.