Los Conquistadores de Dios
(2: Continuación)
El caminar por el desierto fue el lapso de tiempo o proceso en el cual Dios los llevó para cambiar su imagen mental de esclavitud. Dios quiere hacer lo mismo con nuestras vidas. ¿Acaso todavía tenemos, a pesar de ser creyentes por años en Cristo, la mentalidad de esclavo? ¿O ya hemos renovado la mente para tener la mentalidad de hijos de la promesa, conquistadores y creer con fe que lo que viene será mejor?
A lo largo del desierto, el pueblo lentamente salió de esa mentalidad de esclavitud pero aprendió otra clase de mentalidad: La mentalidad de la asistencia social o el pensar que en la vida cristiana todo es gratis, fácil y sin esfuerzo. Cada vez que surgía un problema, ellos ponían el grito en el cielo para que se les diera lo que pedían.
En Éxodo 15:22-25 leemos que Dios les cambio las aguas amargas en agua potable para que bebieran; en Éxodo 16:12 cuando tuvieron hambre, les dio maná del cielo y codornices; en Éxodo 17:1-7 nuevamente les dio agua de la roca.
Si usted lee los relatos mencionados verá que ellos tenían esa mentalidad o actitud de que la vida tendría que ser fácil, sin problemas, y que tenían que tener todo lo que querían ni bien lo pidieran.
Para ser conquistadores, dijimos anteriormente que se hacía necesario enfrentar enemigos y que habría que luchar para vencerlos. Con la mentalidad de “asistencia social o que todo va a ser gratis, sin sacrificios” nunca podremos conquistar la tierra de bendiciones que Dios nos ha dado, sino que sucumbiremos ante los enemigos. ¿Somos todavía esa clase de creyentes que pensamos que la vida cristiana es todo gratis, sin esfuerzo y sacrificio?
Muchas veces confundimos la Gracia con “gratis”. El precio de la Gracia fue alto para Jesucristo, a fin de que recibamos su Salvación por Su misericordia, pero para poder conquistar nuestro terreno de bendiciones se hace necesario levantarnos en fe, renovar la mente y apropiarnos de la mentalidad de un conquistador.
Pretender entrar a “nuestra tierra prometida” sin pensar que tendremos que conquistar batallando nos impedirá recibir todo lo que Dios nos ha prometido.
En la tierra prometida, ya no estaría más el mana gratis, el agua gratis, etc., ahora ellos tendrían que pelear para obtener lo que les correspondía, paso a paso. En Josué 5:10-12 leemos que cuando entraron a la tierra prometida le “mana cesó”. Ellos entraron en otra etapa espiritual y debían estar preparados para semejante cambio.
Dios quería enseñarles a su pueblo ayer, lo mismo que a nosotros hoy: que las cosas buenas e importantes de la vida no son gratis, sino que hay un alto costo o precio que se debe pagar primero.
En la tierra prometida estaban cada una y todas las bendiciones que les correspondían por ser herederos de Dios, pero ellos iban a tener que tomarlas y protegerlas a cualquier precio. ¿Por qué? Porque en la tierra prometida, junto con las bendiciones están las batallas.
Dios les advirtió que para poder conquistar su territorio debían vencer principalmente a siete naciones (Deut. 7:1-2). En realidad había muchas más naciones pero el Señor les ordenó que vencieran especialmente a estas siete naciones.
Cada una de ellas tienen un significado espiritual para nosotros hoy, que nos ayudarán a darnos cuenta porque debemos vencerlas primero si deseamos tomar todo el botín de bendiciones que Dios nos ha preparado.
Veremos a continuación los 7 enemigos a vencer para conquistar la tierra de bendiciones que el Señor nos ha dado:
1. HETEOS
Significa: Espíritu de temor
Para poder conquistar tenemos que aprender a vencer al temor. Los temores nos hacen ver siempre a los problemas más grandes que a Dios.
Romanos 8:15 nos anima diciendo: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud, para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”
2 Timoteo 1:7 dice también: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía; sino de poder…”
2. GERGESEO
Significa: El que retrocede
Dios es un Dios conquistador, que nunca se rinde ni vuelve atrás. Dios es un Dios que siempre apuesta al futuro, a lo que esta hacia delante, más que mirar atrás.
En Lucas 9:62 leemos: “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.”
Hebreos 10:38 dice también: “Más el justo vivirá por fe, y si retrocediere, no agradará mi alma.”