Publicado en Artículos/Estudios / Crecimiento Espiritual/Esperanza / — Carlos / 2014-08-10 21:15:25 / 15972

Llaves Que Abren las Puertas a las Bendiciones

(2: Continuación)

Aquí aprendemos que para recibir las bendiciones de Dios se hace necesario emplear la llave maestra del Maestro, Jesucristo, y que el proceso de abrir es un proceso de lucha espiritual. Por cierto, aquí no estamos “buscando demonios por todas partes” sino diciendo lo que dice la Palabra, pues de los pasajes del Nuevo Testamento donde aparece la mención de las llaves del Señor, siempre están relacionadas de manera directa e indirecta con el diablo y sus demonios. Leamos cada uno de esos pasajes:

1. Mateo 16:18-19
“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades (muerte o infierno) no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares (abrir o cerrar) en la tierra, será atado (abierto o cerrado) en los cielos; y todo lo que desatares (abrir o cerrar) en la tierra será desatado (abierto o cerrado) en los cielos.”

2. Apocalipsis 1:17-18
“Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas, yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén, y tengo las llaves de la muerte y del Hades.”

3. Apocalipsis 9:1-11 (vv.1-2 y 11)
“El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tiene poder los escorpiones de la tierra…Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.”

4. Apocalipsis 20:1-2
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y satanás, y lo ató por mil años.”

¡Las llaves que Jesucristo tiene en Su poder son llaves poderosas de autoridad, sobre las fuerzas espirituales de maldad, para abrir aquellas puertas difíciles o imposibles que el enemigo ha estado intentando cerrar por largo tiempo!

Además del glorioso poder que tiene el Señor para abrir cualquier puerta cerrada, por más oposición que haya del enemigo, nuestro Dios es un Dios dador, no egoísta. El no sólo tiene la llave maestra en su poder, sino que también la quiere compartir con Su Iglesia, es decir, con todos aquellos que somos sus hijos, partes del Cuerpo de Cristo, a fin de que las utilicemos y podamos abrir puertas en lo natural.

En el pasaje que leímos anteriormente de Mateo 16:19 vemos reflejado lo que estamos hablando: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades (muerte o infierno) no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares (abrir o cerrar) en la tierra, será atado (abierto o cerrado) en los cielos; y todo lo que desatares (abrir o cerrar) en la tierra será desatado (abierto o cerrado) en los cielos.”

Pedro es una figura del creyente que recibió las llaves de autoridad sobrenatural para abrir puertas en lo natural. Fue utilizado por Dios para abrir la puerta del Evangelio en el día de Pentecostés (Hechos 2) al pueblo Hebreo y más tarde para abrir la puerta del Evangelio a los gentiles, no judíos (Hechos 10).

Esto nos enseña también que muchas veces el Señor nos permite a nosotros, por ser sus embajadores en la tierra, utilizar la llave maestra para abrir puertas y glorificar Su nombre, pero existen otras veces donde el Señor, por Su gracia y misericordia, directamente intervendrá para abrir lo que estaba cerrado y clausurado por el enemigo. Aquí no me refiero a cualquier “puertita” que deba abrirse, sino aquellas puertas indispensables, decisivas, vitales, importantes, que necesitan abrirse ante nosotros para seguir cumpliendo nuestro destino y realizarnos en Dios.

Para concluir, y a la vez llenarnos de fe y confianza en nuestro Gran Señor, quiero compartirle tres pasajes proféticos del libro de Isaías que nos motivarán espiritualmente a seguir fieles en el Camino del Señor, porque para aquellos que son fieles y obedientes, tarde o temprano las puertas de bendición de Dios se les abren. No existe fuerza opositora superior a la fuerza Gloriosa de nuestro Señor. Cuando El Señor dice: - ¡Esa puerta se abre! -, todo enemigo es desplazado y removido de la entrada de esa puerta, por más resistencia que puede presentar. ¡Así es el poder vencedor de nuestro Dios! ¡Gloria sea a Su Santo Nombre!

Parte 1 Parte 2 Parte 3

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