La Interpretación de Sueños en la Palabra de Dios
(3: Continuación)
Otra área de nuestras vidas que generalmente Dios nos comunica en los sueños es acerca de nuestro medio de vida. Como 3 Juan v. 2 dice, Dios desea que prosperemos en todas las cosas, así como nuestra alma prospera. Entonces, Dios nos habla acerca de nuestra relación con él, nuestros trabajos, ministerio, salud y las relaciones que tenemos con los demás.
Para aquellos que están en el ministerio, muchas veces Dios les da a sus siervos un tema para predicar a través de un sueño. También Dios puede mostrarle algún problema oculto en la iglesia con el cual se debe tratar.
Entonces, una vez que sabemos el tema en particular del sueño que Dios nos dio y a quién se refiere, la interpretación del sueño no es difícil realizarla, pero si esas dos preguntas no son bien determinadas, cualquier interpretación será incorrecta.
Examinando la fuente u origen de los sueños:
Dijimos anteriormente que no todo sueño que soñamos proviene del Señor. ¿Cuál es la diferencia? Cuando comenzamos a desarrollar nuestra comunicación con Dios a través de la oración, al poco tiempo aprendemos que todo lo que oímos no proviene de Dios. El Señor con simpleza inserta un pensamiento en nuestros pensamientos, a menudo respondiendo nuestras preguntas cuando ni siquiera estábamos pensando acerca de lo que habíamos pedido.
Muchas veces, recibimos los pensamientos de Dios de la misma manera como en la oración. En medio de un sueño incoherente, Dios inserta un claro y preciso mensaje. Esa porción del sueño contiene el mensaje que Dios quiere que recordemos.
Como regla general, si después de sustituir los símbolos de un sueño con sus palabras claves o los pensamientos simbólicos, no tenemos un mensaje claro, entonces es probable que ese sueño no sea un sueño con un mensaje de Dios.
No olvidemos que los sueños revelan los secretos de nuestro corazón (I Corintios 2:11) y a veces no contiene un significado o mensaje directo del Señor, sino que nos muestra la condición de nuestro ser interior.
Porque no todo sueño proviene de Dios, debemos ser cautelosos en su significado. Las instrucciones y significados de los sueños deben ser también confirmados de otras maneras, antes de llevarlos a la práctica. Muchas veces, la obsesión y preocupación que tenemos por algo, puede hacer que uno sueñe para obtenerlo (Jeremías 29:8).
El tiempo de Dios es otro factor que debemos tener en consideración cuando estamos en el proceso de su interpretación. Algunas veces el Señor nos dice lo que él hará por nosotros, pero que debemos esperar que él lo haga. José fue un gran ejemplo de esto. Él tenía 17 años cuando tuvo dos sueños proféticos, sin embargo, cuando recién tuvo 30 años vio su cumplimiento (Génesis 37:2, 5; 41:46).
Si no esperamos podemos engendrar un Ismael en nuestras vidas (Génesis 21:11). Por eso, siempre es conveniente obtener confirmación de un sueño a través de otras fuentes antes de tomar el sueño como algo directivo (2 Corintios 13:1). Por otro lado, algunas veces un sueño simplemente confirma las instrucciones que hemos recibido por medio de otras fuentes seguras. Un buen ejemplo de esto es cuando Dios llamó a Gedeón (Jueces 7:9-15).
Una manera obvia para examinar su nuestro sueño proviene de Dios es que los mensajes de Dios siempre concuerdan con Su Palabra escrita. El sueño puede tener simbolismos y diversas cosas, pero siempre todo debe concordar con el sentir de las Sagradas Escrituras. (2 Timoteo 3:16-17).
Entender un sueño que tiene escenas sexuales explícitas y acciones violentas, es de ayuda para capacitarnos a caminar en justicia y santidad. Soñar con un encuentro íntimo sexual ilícito a menudo revela la necesidad de ser liberados de un espíritu de lujuria (Mateo 10:8). Aunque el adulterio y la fornicación son obras de la carne, no es normal tener sueños explícitos íntimos sexuales a menos que sea por la influencia de un espíritu inmundo. Esos espíritus se aprovechan del estado inconsciente de la persona (al estar durmiendo) para poner sus malos deseos en los sueños de la persona.
De la misma manera, soñar que uno es apuñalado o asesinado, a menudo revela la presencia de un espíritu de temor, de lo cual uno necesita liberación (2 Timoteo 1:7; Hebreos 2:14-15). La palabra correcta para describir tales sueños es “pesadilla”, que significa un sueño dado por un monstruo o demonio.