La Fe Que Mueve Las Imposibilidades
Vivimos en una época donde prevalecen la razón y el espíritu independiente. Y esto deja poco margen para la fe en Dios. Algunos creyentes viven bajo circunstancias de gran adversidad, porque como se consideran cristianos, aceptan estos males como permitidos por Dios. Esto trae aparejado que debido a que a ninguno le agrada sufrir dificultades y padecimientos, empiezan a buscar la solución de sus problemas por ellos mismos. Olvidando que todas las luchas y problemas, desde que nos hemos convertido en verdaderos hijos e hijas de Dios, ya no son nuestros, sino de Dios; y esto es vivir en la fe de Dios. Entonces, cada vez que un creyente busca la solución de su crisis por sí mismo, da lugar a la falta de fe.
Si usted se pregunta: ¿por qué es falta de fe? Es porque dejamos de confiar en que Dios tiene la voluntad y todo el poder para resolver el conflicto, y en lugar de ello pensamos que tenemos que hacer algo en nuestras propias fuerzas.
El principal problema aquí, es que le permitimos a nuestro entendimiento asumir una posición equivocada frente a la dificultad o enfermedad que nos acosa. Debemos recordar que ya no vivimos en nuestra vieja naturaleza pecaminosa, ahora vivimos en Cristo y en una nueva naturaleza divina.
Como pastor he escuchado decir a creyentes en problemas: ’’Esto no lo entiendo, asisto a la Iglesia regularmente, colaboro en la obra de Dios, y estoy padeciendo esto y aquello..., no lo entiendo, creo que llego el momento de que haga algo por mí mismo, ya que Dios no responde mis oraciones, ni soluciona mis dificultades’’. Este razonamiento hace que el creyente deje de tener fe en Dios. Hay creyentes que hasta se enojan con Dios, y entonces optan por dejar de tener fe.
¿Qué es lo que un creyente en problemas debe hacer para alcanzar la solución de su crisis? Ante todo, CREER que todas las promesas de Dios son ciertamente VALIDAS para todos los hijos e hijas de Dios, por tanto hay que ACEPTARLAS. Y luego, tener el VALOR para actuar CONFIANDO en ellas.
Entonces, después sí, podremos entender que era lo que nos ocurría en medio de la crisis. Pero, si tratamos de entender antes de creer, vamos a fracasar. La Biblia es muy clara: antes de comprender, tenemos que aceptar que las promesas de Dios siempre se cumplen. Quizás usted se pregunte: ’’¿por qué esto es así?’’. La respuesta es que nuestro entendimiento humano es tan limitado, que NUNCA PODREMOS CAPTAR LA MAGNITUD DE LOS PROPOSITOS Y PLANES QUE DIOS TIENE PARA NUESTRAS VIDAS.
Veamos un ejemplo Bíblico: el rey Josafat se despertó un día rodeado por una gigantesca coalición de ejércitos enemigos que los superaban en número y armamento. Ante la imposibilidad de enfrentarlos con los pocos soldados que disponían, lo primero que hizo el rey fue acudir a Dios en oración y ayuno. Pronto llegó la respuesta, era una acción muy extraña la que Dios les pedía que emprendieran. En lugar de salir a la batalla con los guerreros, debían enfrentar al enemigo con músicos y cantores. Si Josafat hubiera tratado de comprender primero, nunca hubiese tenido el VALOR para obedecer el plan de Dios para vencer al enemigo. El rey en lugar de tratar de comprender usó la fe en Dios. ¿Qué hizo Josafat con su entendimiento? ¿Lo anuló? ¡No!, lo usó para confiar plenamente en lo que Dios le ordenaba hacer. El rey le creyó a Dios cuando les dijo: ’’No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios’’. (2 Crónicas 20:15)
Esto nos ayuda a aprender, que es Dios el que gana nuestras batallas y quita las adversidades. Y permite que alcancemos la victoria por medios tan sencillos, como el de confiar en Dios, aunque nos parezca contradictorio a nuestro razonamiento y entendimiento humano lo que nos ocurre o lo que Dios nos impulse a hacer. La Biblia nos enseña que ante cualquier adversidad, oremos y alabemos a Dios, y dejemos que Él haga la obra. Así lo hizo Jesús, durante su ministerio en la Tierra. Jesús declaró una y otra vez que de Sí mismo nada podía hacer. Siempre se sometía a la voluntad del Padre en obediencia, y en fe, a fin de que el poder de Dios manifestara las soluciones a todos los problemas. Pero, ¡qué difícil nos resulta aprender esto! ¿Verdad?
Cuando Jesús oró sobre los 5 panes y 2 pececillos para proveer alimento a 5.000 personas hambrientas; dice Marcos 6:41 que Jesús,’’Mirando al cielo, dio gracias y partió los panes...’’. Y al instante se produjo un milagro de reproducción que abasteció a los 5.000 asistentes, y sobraron 12 canastas llenas de alimento. Quizás usted esta diciendo escépticamente: ’’ Pero, Pastor Mario, ese fue Jesús, Él es Dios, Él sabia que es lo que iba a ocurrir’’. Si esto es lo que ha pensado, déjeme decirle que usted está en un error, porque sigue usando la mente racional en lugar de creer por fe, acaso Jesús no nos dijo: ’’el que cree en mí, hará también las cosas que yo hago, y cosas todavía más grandes...’’. También Jesús dijo en Juan 14:12,14: ’’Todo lo que ustedes pidan en mi nombre, YO LO HARÉ’’.
Jesús vino a: sanar a los quebrantados de corazón, anunciar libertad a los cautivos, abrir las cárceles a los prisioneros, consolar a los enlutados, alegrar a los afligidos, gozo a los angustiados.
¿Se encuentra usted incluido en esta lista? Entonces, tengo una buena noticia para usted! Hoy le dice Jesús: ’’He venido a cambiar tu lamento en baile y tu tristeza en alegría, Yo el Señor he venido a deshacer las obras del diablo. Mía es la batalla dice Dios!’’ La Buena Noticia de Jesucristo no es sólo para la salvación de su alma, incluye la liberación de todas las aflicciones que trastornan su vida. Querido hijo o hija de Dios: declare la fe en el Señor Jesucristo sobre la circunstancia que le apremia. No mire ahora su impedimento, mírelo a Jesús sentado a la diestra del Padre en el trono de los cielos. Y véase a usted mismo sentado junto a Él en los lugares celestiales. Déle ahora las gracias a Dios porque Él ha vencido su impedimento, de la misma forma como Lázaro resucitó de la muerte después que Jesús hizo la oración de fe. Así recibirá la solución a su aflicción! Dígale a Jesús: ’’Gracias Señor porque tú venciste mi imposibilidad ( diga el nombre del problema) en la Cruz. Gracias Señor porque tus promesas siempre se cumplen. Gracias Señor que tu Espíritu Santo está conmigo para hacerme un vencedor!, AMÉN!’’
