Jesús Sigue Sanando Hoy
La ciencia ha evolucionado significativamente en los últimos cien años. El siglo pasado le permitió al género humano dar un salto histórico sin precedentes en todos los órdenes, y por supuesto, en materia científica. Sin embargo persisten enfermedades e incluso defectos físicos para los cuales la medicina no tiene curación... Pero Dios sí puede hacerlo, porque para El nada hay imposible...
“Al salir ellos de Jericó, le seguía un gran multitud. Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!. Y la gente les reprendía para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!. Y deteniéndose Jesús les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y enseguida recibieron la vista; y le siguieron” (Mateo 20:29-34).
Al leer este pasaje, encontramos algunos aspectos que vale la pena evaluar:
1.- Debemos confiar en Aquél que sí puede sanar. “Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!”. Los dos invidentes sabían que nadie había respondido a sus requerimientos. Deseaban ver, pero humanamente era imposible restablecer su sistema visual. El hombre no podía, pero sabía que Jesús, el Maestro, podía hacer algo. Confiaron. Esa palabra es clave para ver milagros: confiar.
2.- Quien espera un milagro, no se desanima por el escepticismo de los demás. “Y la gente les reprendía para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!. “A nuestro alrededor siempre encontraremos incrédulos, personas que miran todo a la luz de la razón y no conciben que los milagros puedan ocurrir. Sin embargo el cristiano es diferente. No presta atención a las voces derrotistas que dicen: “Eso es imposible”. Simplemente ponen su mirada en Jesucristo y repiten en fe, una y otra vez: “Dios sí puede hacerlo...”.
3.- Quien tiene fe, es específico al pedir. “Y deteniéndose Jesús les dijo: ¿Qué queréis que os haga?”. Jesús les preguntó qué querían. Ellos bien habrían podido estar clamando por una casa nueva o quizá por tener dinero, y no querer la sanidad. Eso bien pudo ocurrir. De ahí la importancia de la pregunta que le hizo nuestro amado Señor. Una aplicación práctica: sea específico al pedir al Señor por un milagro.
4.- Al pedir, tocamos el amor y misericordia de Dios y, El responde con milagros. “Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y enseguida recibieron la vista; y le siguieron”. Decenas de personas esperan prodigios, pero nunca los piden en oración. Esperan que Dios obre milagros sin que se los hayan pedido. Personalmente creo que la solución está en pedir en oración, tocar la ternura y amor de nuestro amado Señor.
5.- No pierda la gratitud para con Dios. “...y enseguida recibieron la vista; y le siguieron”. Muchas personas reciben milagros de nuestro Dios, y ni siquiera dan las gracias por su misericordia. Una vez El responde, no vuelven ni siquiera a orar. Su interés esencial era el milagro. La actitud utilitarista les lleva a sólo pedir y no darle al Creador la honra y gloria que se merece.
Creo que hoy, ahora, Dios puede obrar un milagro en su vida. Pero debe pedirlo. Si ora, Dios en su infinita voluntad responde. Tal vez ha perdido las esperanzas. Pues bien, cualquiera que sea su enfermedad o problema, pida con fe, confiando, abandonando toda duda y racionalismo. Dios contestará. El lo prometió. Lo invito que para tome la decisión de creer y clame por ese milagro que tanto requiere.