El Toque del Señor en Nuestras Vidas Hoy
(2: Continuación)
Luego el mismo pasaje dice que Jesús hizo algo extraño: “escupiendo en sus ojos le puso las manos encima” Jesús llevó al ciego de lo acostumbrado hacia algo nuevo, que no se podía entender inicialmente. El “método” de Jesús para sanar no era de la manera acostumbrada. ¿Se imagina usted la reacción de la gente cuando, el que era ciego y ahora veía, les contó que Jesús le había escupido en los ojos e impuesto las manos? Es probable que le hayan dicho: - ¡Estas totalmente loco! Aquí aprendemos una verdad importante, y es que el obrar de Dios, para el pensamiento humano, es incomprensible y extraño, no se puede entender. Cuando venimos a buscar al Señor para recibir un toque, es muy probable que no entendamos nada de lo que está sucediendo. Muchas personas se asustan o escandalizan cuando ven a alguien caer al piso por el poder de Dios o con alguna otra manifestación del Espíritu Santo. Las cosas de Dios al principio, muchas veces, no las entendemos y se requiere sólo fe para poder recibirlas. Jesús le dijo a Simón Pedro en un momento: “…lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora, más lo entenderás después” (Juan 13:7) Las cosas de Dios son las cosas del Espíritu de Dios, y ellas operan en una dimensión completamente diferente a lo que estamos acostumbrados naturalmente. En 1 Corintios 2:14 leemos que el hombre común y corriente (natural) no puede entender las cosas del Espíritu de Dios, porque le parecen una locura. Si lo que llaman locura sirve para que una persona pueda ser sanada de su ceguera y pueda ver y experimentar todo lo hermoso que Dios tiene para su vida, ¡bendita locura! Quizás usted hoy tenga que decirle al Señor: - ¡Dios mío no entiendo mucho de lo que está pasando, me parece una locura, pero sé que tú estás aquí y necesito del toque de tu Espíritu Santo! –
El relato continúa cuando Jesús le preguntó al hombre si veía bien. El que estaba ciego le respondió, en el v. 24 “veo a los hombres como árboles…” El ciego ya había recibido un toque del Señor, pero todavía era insuficiente. Era un toque parcial, no total. Cuando venimos al Señor, al principio no sólo no entendemos mucho de lo que está sucediendo, sino que tampoco vemos todo el panorama despejado o aclarado. Todavía vemos nuestra situación sin la solución anhelada. Lo que sucede es que Dios todavía no ha terminado con nosotros, aún faltan muchos toques más por recibir del Señor. Esto explica porque, cuando empezamos a ajustar nuestra vida a los principios de la Palabra de Dios, no vemos cambios inmediatos o instantáneos. Vemos nuestra situación como “árboles”, es decir, nos preguntamos: ¿Por qué si recibí a Cristo, todavía no veo un cambio total en mi situación? o ¿Por qué, a pesar de haberme consagrado y recibir un toque de Dios, todavía no veo mis problemas solucionados? Necesitamos saber que el cambio que Dios ha comenzado a realizar en nuestras vidas será paso a paso y progresivo, no inmediato y total. Así como la ceguera del hombre fue restablecida en un proceso de diferentes toques del Señor, lo mismo sucederá en nuestras vidas. Que usted haya recibido un toque de Dios una vez, pero eso sólo no es suficiente, ¡Dios quiere continuar tocándole con su poder una y otra vez para restablecer su vida y situaciones completamente! Es por eso que usted todavía ve medio nublado, y a medio cumplir, todo lo hermoso que Dios le ha prometido que va a hacer en su vida. Dios está sanando paulatinamente su ceguera para que usted empiece a ver las cosas como Dios las ve y experimente el cambio que sólo el Señor puede dar.
El v. 25 dice: “Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente…” El que era ciego necesitó depositar su fe en Jesús, sabiendo que si Dios fue fiel para empezar a tocarle y restablecer su vista parcialmente, Dios también sería absolutamente fiel para sanarlo totalmente. El que era ciego necesitó un nuevo toque de Jesús. Así es con nosotros también. Necesitamos, como dijimos anteriormente, una y otra vez que Jesús nos toque con su mano poderosa. Aquí aprendemos otra lección bien importante: Debemos aprender a permanecer tomados de la mano del Señor confiando que El seguirá a lo largo de toda nuestra vida, una y otra vez, dándonos nuevos toques de su Espíritu Santo. De esa manera nuestra vista espiritual será sanada, veremos por fe el panorama bendecido que nos espera si permanecemos en Cristo y lo alcanzaremos en el Nombre del Señor.
Dios todavía no ha terminado con nuestras vidas y tiene reservado más “toques” para nosotros hoy. ¿Anhelamos ser, realmente y nuevamente, tocados por el Señor?