Edificando Para la Gloria de Dios
(2: Continuación)
1) Para edificar para la gloria de Dios debemos tener el fundamento correcto que es Cristo
1 Corintios 3:11 dice: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”
Cuando nos convertimos a Cristo, Él se transforma en nuestro seguro y permanente fundamento. Él es la roca firme de nuestra salvación y edificación. Con Cristo como nuestro fundamento se acaban las “arenas movedizas” de la vida.
Por eso lo más importante es tener El fundamento para poder continuar edificando eficazmente para la gloria de Dios.
2) Para edificar para la gloria de Dios debo utilizar los materiales correctos y adecuados
No basta con tener el mejor fundamento para edificar bien, sino que debo ser muy cuidadoso los materiales con los que edificamos sobre el fundamento. Es posible que hayamos puesto el mejor fundamento pero los peores materiales para edificar sobre el fundamento. 1 Corintios 3:12-13 dice: “Y si sobre este fundamento (Cristo) alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca”.
Este pasaje nos enseña la clase de los materiales que podemos utilizar para edificar. Los materiales NO combustibles y que resisten el fuego son el oro, la plata y las piedras preciosas; en cambio los materiales que son combustibles son la madera, heno, hojarasca. ¿Qué representan estos materiales? La motivación del edificador al edificar. Muchos queremos hacer grandes cosas para Dios pero con una motivación incorrecta. Existe una sabia manera de evaluar nuestra motivación cuando estamos por empezar algo, o edificar algo que queremos que sea para la gloria de Dios.
En Mateo 22:37-39 encontramos a Jesús diciendo: “Jesús le dijo: Amarás al Señor tú Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Note la secuencia o el orden de prioridades: 1) El Señor 2) mi prójimo y 3) tí mismo.
Esta conjugación verbal espiritual es al revés de la terrenal pues primero es “El”, segundo “tú” y tercero “yo”. Antes de emprender algo o empezar a edificar una familia, un negocio, trabajo nuevo, ministerio o lo que sea debemos preguntarnos ¿Será para la gloria de Dios? ¿Bendecirá a otros? ¿Me bendecirá a mí y me acercará más al Señor? Generalmente pensamos primero en nosotros mismos y luego le damos la gloria al Señor y pensamos en bendecir a otros. Como mencioné antes, hay personas que tienen varios trabajos para progresar pero nunca tienen en cuenta que si reciben progreso económico no es principalmente para invertir en mejores casas, autos, ropas, confort. En este caso la secuencia que agrada al Señor es que primero será necesario darle la gloria a Dios decidiendo obedecer en diezmar y ofrendar como enseña la Palabra. Luego entregar los diezmos y ofrendas en la iglesia local donde se congrega para que otros sean bendecidos (ministerio de la iglesia y toda tarea realizada para la extensión del Reino). Lo tercero será recién empezar a pensar que voy a invertir para mi beneficio personal-familiar. ¿Entiende cómo se edifica para la gloria de Dios? ¡La mayoría de nosotros hacemos todo lo contrario!
Es por eso que cuando intentemos edificar para la gloria de Dios vamos a tener que atravesar el tercer paso: