Publicado en Estudios / Liderazgo/Crecimiento Espiritual / — Carlos / 2013-11-15 12:14:55 / 5405

¡CUIDE SU CONSAGRACIÓN PARA EL SEÑOR!

Nadie se atrevía a decir nada. Estaban atónitos. El ambiente se tornó pesado.

“Usted es un fraude. ¡Mentiroso! Dígales la verdad: está en adulterio. Y no con una mujer soltera, sino con mi esposa”. El hombre, visiblemente descompuesto por la ira, vociferaba a la entrada del templo. Levantaba los puños. “Dizque evangélico...Usted es un destructor de matrimonios. Destrozó mi vida, y la de mis hijos”.

Angustiado, José Raúl, diácono administrativo de la congregación, no hallaba dónde fijar la mirada. Desplazaba sus ojos de un lugar a otro. Miraba al pastor, al ministro de alabanza, a su esposa...y en especial, el rostro de sus dos niños, bañado en lágrimas...Y a la congregación. Todos estupefactos.

Dos ujieres impidieron que el irascible marido se abalanzara sobre José Raúl. Fue un verdadero escándalo. La mitad de los miembros emigró a otras iglesias. Nadie quería saber del asunto. El pastor fue removido de su cargo, aunque no era culpable. No pasaron siete meses antes que la iglesia debiera trasladarse a otro lugar. En la antigua sede hoy funciona un supermercado.

¿Un hecho real? Por supuesto que sí ¿El lugar? Podría ser cualquier ciudad en los Estados Unidos o tal vez de centro o Sudamérica. La ubicación no es relevante. Lo que sí tiene importancia es puntualizar que cada día con mayor frecuencia se comenta de pastores y líderes que caen en pecados, los cuales afectan no solo sus vidas y la de sus familias, sino a las comunidades cristianas donde sirven. No cuidan ni guardan la santidad y consagración a la que fueron llamados por Dios...y las consecuencias son desastrosas...

La tragedia de un hombre consagrado

Antes de ser concebido, Dios tenía una misión especial para uno de los legendarios héroes de la Biblia: Sansón. Un ángel del Señor le dijo a la madre del paladín: “Eres estéril y no tienes hijos, pero vas a concebir y tendrás un hijo. Cuídate de no beber vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni tampoco comas nada impuro, pero concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja sobre su cabeza, porque el niño va a ser nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer. El comenzará a librar a Israel del poder de los filisteos” (Jueces 13:3-5. Nueva Versión Internacional).

Una palabra clave: consagración. La explicación sencilla: “apartado para...” Dios lo necesitaba en su obra. Como ocurre con usted o conmigo. Fuimos llamados a servirle. De una u otra forma nuestro desempeño ministerial, el privilegio que nos ha otorgado, amerita que pongamos la mirada en El, y nos conservemos irreprensibles en su presencia.

¿La razón del fracaso de Sansón? Me atrevería a pensar que fueron varias. Las enumero a continuación para que permanezcamos atentos, velando por cuidar nuestra consagración.

Parte 1 Parte 2

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