Cruzando las Fronteras del Ocultismo
Cristina Méndez no supo cuándo comenzó todo, pero una mañana cualquiera despertó inmersa en el mundo del ocultismo. Como empresaria del transporte en Ecuador, recibía enormes ingresos mensuales. De algo sirvió estudiar economía, pensaba una y otra vez al rememorar su época de estudiante en la Universidad Nacional. Su familia sentía la íntima satisfacción de apreciar un ascenso sostenido en la escala social. Habían dejado el barrio marginal y hoy residían en una urbanización de clase media.
Pero la crisis financiera y política que golpeó ese país, produjo una caída vertical de sus negocios. Vendió buen número de los automotores de la compañía. Sin embargo la situación ecuatoriana antes que mejorar, empeoró. Llegó la ruina. Cristina sintió que moriría. En un abrir y cerrar de ojos su vida se convirtió en un infierno. No estaba preparada para enfrentar la bancarrota. Se precipitaba sin freno al abismo de la desesperación.
En tales circunstancias, Alejandra –una amiga de la época universitaria—le recomendó acudir a la lectura de cartas. A esta práctica siguieron los riegos, la utilización de velas de colores con aromas exóticas, hasta terminar en la realización de extraños ritos al filo de la medianoche, en medio de un círculo de tiza iluminado por veladoras. Todo con la esperanza de mejorar los ingresos. Aun así, todo marchaba de mal en peor.
Y esa mañana que tomó conciencia del punto bajo en el que había caído, recordó que de acuerdo con la bruja de cabecera, debía consultar qué hacer en todo el itinerario del día. No podría hacer nada sin antes consultar las fuerzas ocultas con la esperanza de sobreponerse a la encrucijada. Pero de nada valieron esas prácticas. Estaba bajo las garras de la hechicería...
Ocultismo generalizado
Con el mayor descaro del mundo los diarios y revistas ofrecen los servicios de líneas telefónicas en las cuales el cliente puede consultar el horóscopo. Uno de los negocios de mayor auge lo representan los consultorios de quiromancia o los almacenes donde venden pócimas para la “buena suerte”.
Hay quienes compran el diario únicamente para consultar si el día será próspero o complicado, de acuerdo con la ubicación de los astros y la supuesta influencia que ejercen en el comportamiento de las personas.
“Llegue a considerarme una buena católica, iba a misa los martes y los jueves, pero al rayar la medianoche del viernes no podía dejar de encender una vela a un santo en particular. Estaba involucrada en la santería, pero desconocía a ciencia cierta de qué se trataba”, confesó una madre de familia en un grupo de oración. No salía de su asombro al comprender que estaba atada por el satanismo y sus diversas manifestaciones.
La lucha del bien contra el mal
Mezclar religiosidad con lo oculto resulta un cóctel explosivo. Cuando menos espere, descubrirá que se hunde en prácticas de espiritismo y satanismo. No se puede hablar de magia blanco o benigna, y magia negra.
Nadie puede pretender que si se invoca el nombre de nuestro Señor Jesucristo para realizar conjuros ocultistas, está haciendo algo bueno. El apóstol Pablo fue claro al advertir “... porque ¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordancia Cristo con Belial?...” (2 Corintios 6:14b, 15).
Las Escrituras también son claras al exhortar para que “No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas...” (Deuteronomio 18:10, 11).
Es hora de renunciar...
Si usted está metido en el ocultismo o cualquiera de sus manifestaciones, es hora de que emprenda la retirada. ¡Hoy es el día! De proseguir por ese sendero, cuando no espere tendrá desagradables sorpresas y puedo asegurarle, estará no solo poniendo en juego sino arriesgando la vida eterna.
¿Qué hacer? Renunciar al ocultismo. Sólo Jesucristo puede sacarnos de la crisis. Los problemas financieros no se resuelven con riegos ni conjuros. Es Dios y sólo El quien puede ayudarnos en momentos de transitar por una encrucijada: “A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra” (Salmos 21:1, 2 Nueva Versión Internacional).
Yo le invito para que dé el paso ahora. Renuncie a todo aquello que le ata con lo oculto. Deshágase de imágenes que desconoce de qué se trata, libros de magia y espiritismo. Y a los acuerdos que haya hecho con el mundo de las tinieblas. Es sencillo, pídale a Jesucristo que haga la obra. Dígale: “Señor Jesucristo, me arrepiento de haber caído en la idolatría y darle a lo oculto la adoración que sólo debes tener tú. Renuncio a toda fuerza, pacto o acuerdo que haya hecho con el ocultismo, imágenes, o demonios. Toma control de todo mi ser. Gracias por hacerme libre. Te acepto ahora como mi único y suficiente Salvador”. Amén.