Cómo Resolver los Conflictos Matrimoniales
(3: Continuación)
Si Dios perdona nuestros errores – y valga decir que cometemos muchos cada día--, y de paso ofrecernos una nueva oportunidad, igual debemos hacerlo nosotros. También esto es lo que aprendemos de las enseñanzas del apóstol Pablo: “Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”.(Efesios 4:32).
Recuerdo el caso de una joven mujer que, pese a los ruegos de su marido, se negó a perdonarlo. Es más, llegó el momento en el que literalmente le echaba de casa. La situación se tornó insostenible hasta que él decidió marcharse. Luego era ella quien estaba buscando restablecer la relación, la que dicho sea de paso, se resquebrajó totalmente. El orgullo no es buen consejero, ni ahora ni nunca. Además, no aprendimos de Dios sobre el rencor sino sobre el amor y el perdón.
Al respecto cabe recordar lo que enseña el autor y conferencista, Gary Rosberg: “Es trágico que la mayoría de las parejas no tienen idea de cómo tratar las ofensas y de cómo recuperar la salud en las relaciones en su matrimonio. ¿Por qué? Porque pocos han aprendido a manejar las desilusiones. Entonces, en lugar de sanar la herida, permiten que sus corazones se endurezcan y, los problemas y frustraciones, quedan sin resolver.” (Gary y Bárbara Rosberg. “Matrimonios a prueba de divorcio”. Editorial Unilit. EE.UU. 2002. Pg. 80)
No podemos olvidar jamás que nuestro matrimonio es muy valioso, por encima de las dificultades que haya. Dios creó la familia, ama la familia, cuida de la familia y —sin duda— nos ayuda a resolver los problemas que surjan al interior del hogar.