¿Cómo Multiplicar lo Poco Para Que Alcance?
Si alguna vez le ocurrió, quizá lo entenderá mejor... Mira el calendario. Los días parecen transcurrir con una lentitud desesperante. Observa de reojo para calcular cuánto tiempo falta todavía para recibir salario: cuatro días. Quiere olvidarse del asunto pero minutos después está de nuevo revisando el almanaque... Y cuando con ansiedad cada minuto, cada hora, casa segundo. Cuatro días se convierten en una eternidad.
O quizá es una ama de casa. Esta mañana abrió la alacena. Quedan unas cuantas libras de fríjoles y de arroz. Está casi vacía... Y restan varios días antes que llegue la mesada de alimentación... Es en esos instantes que le gustaría encontrar la fórmula para que los billetes se multipliquen o que el arroz rinda como rinden las rositas de maíz. Y se pregunta con preocupación: “¿Qué puedo hacer?”...
Sin profundizar en qué iglesia se congrega, cuál es su profesión secular o cuál es su volumen de ingresos mensuales, algo que nos ocurre con mucha frecuencia es que el dinero pareciera no alcanzarnos. Nos quejamos por la inflación que experimenta la economía y desearíamos ganar más y más dinero...
¿Qué hacer con tan poco?
Esa justamente era la pregunta de una atribulada mujer hace más de dos mil quinientos años. Recién había fallecido su esposo. Era un hombre consagrado a Dios, pero murió y su esposa e hijos, además de no tener recursos, debieron enfrentar a un viejo acreedor que tocó a la puerta. Su propuesta era extrema: llevarse a los chicos en pago por la deuda... No había salida. La desgracia era inevitable.
Dios debe gobernar nuestra economía...
¿En qué radica que el dinero no nos alcance mientras que a personas que ganan menos, los rinde y hasta les sobra? Radica en que no somos buenos administradores de los recursos. Invertimos en cosas innecesarias, nos dejamos arrastrar por el consumismo y terminamos comprando a crédito artículos que nos cuestan el doble de su precio normal. Comprometemos nuestro futuro en materia financiera, sin prever los reveses que podamos sufrir, bien sea por un despido del trabajo o porque a futuro surjan nuevas prioridades en el campo económico... Pues bien, ya es hora de reorientar nuestras finanzas...
La viuda fue con su crítica situación al profeta Eliseo. El punto era crítico . “Y Eliseo le dijo:¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite” (2 Reyes 4:2).
Dios puede obrar en lo poco
Quizá al igual que la viuda, usted piensa que llegó al límite de sus fuerzas. Que tan pocos recursos no alcanzan para nada. Pero Dios tiene otros planes. Su extraordinario poder puede multiplicar lo mínimo... ”Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas la vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte” (versículos 3 y 4).
Dios obra si tenemos fe
El poder divino se manifiesta cuando obras en fe. Cuando no racionalizamos de qué manera o por qué ocurrirán los milagros. Dios no actúa de acuerdo con nuestra lógica. Si nos limitamos a confiar, a dar pasos de fe, viviremos la experiencia maravillosa de ver al Todopoderoso obrar en nuestra vida.
“Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos: y ellos le traían las vasijas y ella echaba del aceite” (Versículo 5).
¿Quiénes ven milagros? Aquellos que creen. Solo basta creer en el poder ilimitado de Dios. ¿Hasta dónde llega el poder de Dios?... El poder de Dios llega hasta donde podamos creer. Si tenemos fe en las grandes maravillas, ocurrirán... Tener fe es lo que marca la diferencia entre apreciar milagros, y no recibirlos...
“Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite” (Versículo 6)
Una de nuestras metas debe ser vencer las barreras de la incredulidad. En tanto la duda nos embargue, difícilmente veremos milagros...
¿Milagros financieros?
... Si, Dios también se manifiesta de manera sorprendente en nuestra economía si lo involucramos a Él. Basta que usted le pida que tome el control de sus finanzas y luego le permita obrar... Los resultados serán sorprendentes... ¡Hágalo ahora! Dios responderá...
