¿Cómo Abordar a Una Persona Para Evangelizarla?
Un punto clave dentro del evangelismo, es saber de qué manera a bordar a alguien para compartirle sobre el poder transformador de Jesucristo. Iniciar acertadamente la conversación es fundamental ya que quien está junto a usted puede abrir o cerrar las puertas al diálogo.
Partimos de la base de que todas las almas son de nuestro Dios, como lo declara el Señor a través del profeta: “...sepan que todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo” (Ezequiel 18:4b Nueva Versión Internacional). Conscientes de esto, antes de salir a algún lugar para predicar el mensaje de Salvación, oramos primero pidiendo al Señor Jesucristo que nos facilite el acceso a las personas con las cuales entablaremos conversación. Orar antes de evangelizar es ineludible.
Iniciando el diálogo
Para que apreciemos una ilustración práctica y sencilla acerca de cómo iniciar el diálogo, nos remitiremos al encuentro casual que sostuvo nuestro amado Señor Jesucristo con la mujer samaritana, en Sicar, junto a un pozo de agua (Evangelio de Juan capítulo 4, Nueva Versión Internacional). Los pasos a seguir los describimos a continuación:
Primero: Inicie la conversación con un tema neutral
Jesús abrió el diálogo con algo elemental. Le dijo a la mujer:”Dame un poco de agua” (versículo 8). Si no quiere que le den un portazo en las narices o que quizá su interlocutor rompa la comunicación, evite comenzar tocando temas religiosos. Jamás olvide que usted desconoce el trasfondo cultural, académico e incluso social de quien se encuentra a su lado. Hay muchas formas de iniciar la conversación. Puede ser un:” ¿Qué hora tiene, por favor?, ¿Qué calor hace?” etc. Si dependemos de El, Dios nos iluminará sobre cómo romper el hielo.
Segundo: Maneje con prudencia los puntos de aparente conflicto
El Señor Jesús se encontró con una aparente dificultad: la mujer era de Samaria. El texto explica: “Pero como los judíos no usan nada en común con los samaritanos, la mujer le respondió: --¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tu eres judío y yo soy samaritana?” (Versículo 9).
Es probable que usted encuentre barreras, y su interlocutor intente, desde un comienzo, generar polémicas. Aquí usted requiere toda la prudencia y sabiduría de lo alto. Recuerde que el asunto no es de marcar si alguien pertenece a tal o cual organización religiosa, tradicionalista o no. El mensaje de Jesucristo es para todas las almas. Rebasa todas las fronteras denominacionales. He visto a quienes comienzan a evangelizar y en cuestión de minutos están inmersos en discusiones bizantinas. Cuando alguien a quien comparto el evangelio busca armar polémica, le pido a Jesucristo mentalmente, en oración, que me oriente... ¡Dios no falla! Generalmente encuentro la salida.