CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO
(2: Continuación)
¿Qué le sucede espiritualmente al creyente cuando es bautizado en agua? En el bautismo en agua, hay una completa restauración interior, que se produce en el corazón del creyente. El Espíritu Santo hace una “operación espiritual” conocida como circuncisión del corazón. La circuncisión carnal era un mandato de Dios en el Antiguo Testamento. Dice Génesis 17:14. “Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto”. Esto fue un símbolo profético de la circuncisión del corazón obrada por el Espíritu de Dios. La circuncisión de los israelitas fue la señal del pacto celebrado entre Dios y Abraham. Dice Génesis 17: 11: "Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros". Esta señal marcaba a los israelitas como escogidos de Dios y los apartaba como su propiedad personal. Dice Génesis 17:13: “...y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo”. Esto hizo que los israelitas mantengan su relación con Dios por medio de la obediencia a su mandato de la circuncisión. Una circuncisión no solo de la carne sino también de sus corazones. Deuteronomio 10:16 dice: “circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz”.
Así como la circuncisión del prepucio de los varones era símbolo y señal del antiguo pacto, el bautismo en agua hoy representa la circuncisión espiritual del nuevo pacto de Dios con nosotros sus hijos e hijas espirituales. La señal de todo verdadero cristiano, es la exteriorización de lo que Dios hizo en el interior de nuestros corazones. Dando evidencia de que fue quitada nuestra naturaleza pecadora, incluyendo sus pasiones y deseos perversos. Y simultáneamente de que vivimos con un nuevo corazón, amando a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Esta circuncisión se cumple en el bautismo en agua, tal como lo expresa Colosenses 2:28,29: “En él también fuiste circuncidado con circuncisión no hecha de mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos”. El nuevo pacto declara que El Señor es nuestro Dios verdadero, y que nosotros los creyentes somos su pueblo.
¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DE SER BAUTIZADO EN AGUA?
Primeramente somos bautizados conjuntamente con el Señor en su muerte de cruz. Dice Romanos 6:3-11: "O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él en su muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”.
En la inmersión en las aguas del bautismo somos incluidos en su sepultura. Tal como lo manifiesta Romanos 6:4: "Porque somos sepultados juntamente con é1 para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva". Cuando emergemos de las aguas del bautismo somos ligados a su resurrección. Dice Romanos 6:5: "Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en su resurrección". El bautismo es verdadero, cuando somos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Tal como lo ordenó Jesús en Mateo 28: 19 diciendo: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.
¡ADVERTENCIA!
Es importante advertir que algunas sectas seudo-cristianas enseñan otra manera de bautizar en agua, y que es contraria a los mandatos de Dios. Hay una secta denominada “Nueva Luz”, o comúnmente conocida como “Solo Jesús”, que tomó las enseñanzas tergiversadas de Sabelio en el año 300 d.C., quien negó la doctrina de la Trinidad Divina, y que Juan Scheppe las impuso como norma de su congregación en 1913, dando nacimiento a la organización llamada Iglesia Pentecostal Unida, aunque en la actualidad existen otras independientes siguiendo la misma ideología. Esta errónea interpretación doctrinal enseña que solo Jesús es Dios, y que los nombres de Padre y Espíritu Santo, son solo otros nombre del mismo Jesús. Dicen tener una nueva “luz” o revelación sobre las Escrituras. Ellos bautizan a sus seguidores utilizando solo la declaración: “en el nombre de Jesús”, sin mencionar el nombre del Padre ni del Espíritu Santo en la ceremonia bautismal. Si un creyente bautizado en alguna iglesia de otra denominación desea unirse a la congregación, lo obligan a bautizarse nuevamente, pues consideran que fueron erróneamente bautizados en agua usando los nombre de la Santa Trinidad.