Publicado en Cursos / Consejería / — Carlos / 2014-02-03 21:11:41 / 9641

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

(2: Continuación)

Esta exhortación específica, está dirigida a que los padres no maltraten físicamente a los hijos, no hay fundamento bíblico para aplicar una disciplina con castigo físico a los hijos. Sí por supuesto, Dios quiere que los padres corrijan a sus hijos con disciplina, hasta se permitiría una palmada, o bofetada, no más de eso. Pero siempre con amor, y para beneficio del hijo. Tampoco los padres deben maltratar psicológicamente a sus hijos, humillándolos o rebajándolos. Esta clase de maltrato conduce a que la ira, el resentimiento, la depresión, y el desánimo del hijo se arraiguen en su corazón, mucho más que los efectos sicológicos puedan provocar por el maltrato físico; es más perjudicial el agravio mental y tiene una larga duración de efectos negativos en la personalidad del hijo.

Es fundamental escuchar a los hijos. Los problemas del mundo actual y las propias preocupaciones y necesidades de la vida, tienden a absorber la mente de los padres, hacen perder de vista lo que los hijos hacen o desean expresar, cuáles son sus preocupaciones, o donde experimentan sus verdaderos problemas.

Si los padres le dan un buen ejemplo de vida a sus hijos, si les enseñan las verdades que deben saber, si están viviendo como Jesucristo delante de ellos, estarán cumpliendo la tarea a la manera de Dios. Si no lo están haciendo a la manera de Dios, o no lo han hecho en el tiempo debido, deberán corregir los errores cuanto antes, nunca es tarde, deben arrepentirse y pedirle perdón a los hijos que ha desalentado o lastimado, y también a Dios por la negligencia en sus responsabilidades.

“Criadlos en el Señor”. Hay dos maneras bíblicas de criar a los hijos: por medio del ejemplo; y por la instrucción y enseñanza directa de la Palabra de Dios.

Como hemos mencionado la manera más poderosa de enseñarles a los hijos es por medio del ejemplo de los padres. Y luego también, por medio de la instrucción directa. Dice 1 Tesalonicenses 2:11,12: “así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros”. Los padres deben avocarse a cada hijo particularmente, cubriendo sus necesidades individuales propias. Los padres no deben criar a los hijos “globalmente”, ni “grupalmente”, sino individualmente. En definitiva la responsabilidad de los padres es alentar siempre a sus hijos en el Señor, y enseñarles que el trato de Dios con nosotros también es individual.

3 - OBJETIVOS Y FUNCIONES DE LA FAMILIA CRISTIANA:

Hay por lo menos tres objetivos espirituales básicos para la familia cristiana:

  1. Dejar de confiar en las soluciones humanas y en el beneficio de las cosas materiales. Actuar en la fe de Dios, creyendo que todo lo que Él dice se cumplirá respecto al cumplimiento de los roles de cada uno. La familia cristiana debe distinguirse en reflejar su fe en Dios en todas las circunstancias.
  2. Ser doctrinalmente estables como familia esperando siempre lo mejor del Padre. Aprendiendo las verdades de Dios y sus promesas, y creyendo que ellas se cumplirán. Esto hará que se desarrolle una “esperanza viva” en todos los miembros de la familia.
  3. Desarrollar un interés personal y afectivo, fruto del amor del uno por el otro miembro de la familia. Esto permite madurar cristianamente, y es lo que permite que Dios lo use para ministrar a otros. En realidad Dios quiere que cada familia cristiana se transforme en un círculo de amor.

Estos tres ingredientes: fe, esperanza y amor, especialmente el amor, producen la unidad y felicidad que permiten que la familia sea un testimonio dinámico, para alcanzar otras familias para Cristo en la comunidad en que viven.

Hay cuatro funciones que diferencian las familias cristianas de las familias de los no creyentes. Estas funciones se derivan de las directivas y principios que hemos visto a través del estudio de la familia cristiana. Pero recordemos que somos nosotros los miembros de la familia, los responsables de realizarlos y llevarlos a la experiencia diaria, para que la armonía del Señor reine siempre en nuestros hogares.

  1. Sujeción y Jefatura. No se trata de fijar reglas estrictas para no quebrar el mandato bíblico, se trata de encontrar la forma de que los esposos armonicen sus funciones para que cada rol sea respetado por el otro, con la libertad que Dios ha establecido en la Biblia. Sin maridos “autoritarios” ni esposas “esclavas”, ni esposas “rebeldes” y maridos “tolerantes”. El marido es la cabeza del hogar y debe amar a su esposa como al Señor, y la esposa estar sujeta al marido como al Señor.
  2. Función sexual. Es muy importante como hemos visto, para afirmar la unión y la armonía conyugal, y de hecho es un mandato bíblico, que se practique el acto sexual como expresión de que son una sola carne. Sin embargo debe comprenderse la práctica del sexo dentro del matrimonio a la manera de Dios, sin sobreponer restricciones en la periodicidad de la práctica sexual, que algunos hacen por errores de enseñanza recibidas por herencias culturales o religiosas. Ni tampoco caer en el erotismo ni en prácticas obscenas, pues Dios ha provisto libertad sexual con tal que no se violen los principios de moral, sensibilidad, comprensión y generosidad. Algunos creyentes con problemas en la relación sexual, han recurrido a la consulta de sexólogos humanistas, que los llevaron a una esclavitud sexual perversa fuera de los planes de Dios.
  3. Crianza de los hijos. Dios quiere que los padres eduquen a sus hijos como una personalidad individual, reconociendo los rasgos de cada carácter y respetándolos. No hay dos hijos con el mismo carácter y temperamento. Ni tampoco hay un solo método para disciplinar a los hijos, sino que cada padre debe ser considerado con cada hijo para aplicar las correcciones o castigos, con amor, sensibilidad y comprensión de acuerdo a la naturaleza de ese hijo en particular.
  4. Obediencia de los hijos. La obediencia de los hijos debe estar ligada a las directrices bíblicas. Pero la obediencia dependerá del ejemplo moral, ético y espiritual de sus padres, y de las explicaciones bíblicas dadas por los padres, para que entiendan la obediencia como un camino de bendición.
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Tabla de Contenido:

CURSO BÍBLICO PARA EL CONSEJERO CRISTIANO

CAPITULO 1: EL CONSEJO DE DIOS

CAPITULO 2: LA RAIZ DE LOS PROBLEMAS

CAPITULO 3: LAS PRUEBAS y LAS DIFICULTADES

CAPITULO 4: PECADO y ESCALVITUD

CAPITULO 5: SALVACIÓN y RESTAURACIÓN

CAPITULO 6: EL MINISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

CAPITULO 7: SANIDAD DIVINA

CAPITULO 8: LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD ESPIRITUAL

CAPITULO 9: LIBERACIÓN ESPIRITUAL

CAPITULO 10: EL MATRIMONIO

CAPITULO 11: EL HOGAR CRISTIANO

CAPITULO 12: LA FAMILIA CRISTIANA

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